29 de diciembre de 2007


Cuento del espejo

Revisando algunos archivos, encontré el siguiente cuento. Es una breve composición que recité una noche frente a algunas personas en una especie de café concert popular realizado en una sede social en la comuna de Quinta Normal, Santiago de Chile. El texto lo escribí en pocos minutos, ya que no había llevado nada para leerle a mis amigos, por lo que lo hice apurado antes que me tocara mi turno. Esa noche se leyeron muchos otros textos, muy buenos todos ellos. Este, que no pertenece a la lista anterior, se lo dediqué a dos grandes maestros de la literatura que me influyeron mucho en mi adolescencia. Por esa época solía firmar algunos textos con el seudónimo de Joichi Jerald, un híbrido franco-nipón.

La imagen en el espejo

Hoy, en la mañana, me levanté y miré en el espejo……y yo no estaba allí. ¿Qué pasó?, ¿Qué ocurrió? La imagen que antaño acostumbraba a ver reflejada, se perdió incomprensiblemente. Me palpé a mi mismo, moví los brazos, hice muecas y sin lugar a dudas mis sentidos daban fe de mi cuerpo sin ningún problema, sólo que desde este lado del espejo. ¿Qué hacía yo ahora?, ¿Qué pasaba? Podía sentir el maldito sudor escapando de mis poros para llorar a lo largo de mi piel. Desesperante calor. Me encontraba solo! Completamente solo! Terriblemente solo! Siempre solía ser así. Toda mi vida había sido así. Solo, como aquel gato negro que se murió una noche, triste y vencido, aislado por la superstición de la ahuyentada gente que escapaba de él. Así estaba yo. Solo y vacío, y no me veía en el espejo....

......¿¿¿No me veía???

¿Estaría dañado de alguna manera el espejo? Qué extraño sería ese efecto...!

Ya no daba más; la desesperación y el terror de lo inexplicable me inundaban la cabeza. El terror, convertido en un filoso escalofrío de espalda, la angustia presentándose en la horrible impresión de no verme reflejado ni siquiera en un miserable espejo. No podía verme los ojos. Pero los imaginaba. Aunque ya no me acordaba de mi cara.

No resistí! Me tiré por la ventana impactando brutalmente mi cráneo con el ardiente cemento en la acera ...

Si tan sólo hubiese sabido, más bien recordado, que el espejo se había quebrado ayer y yo mismo lo había botado a la basura…

A Verne y Poe, por Joichi Jerald, 2001


3 comentarios:

Unknown dijo...

No pude dejar de pensar en "La foto salió movida" de "Historias de cronopios y de famas" Y qué si un buen día en vez de tu imagen ves un paragüero :)

Unknown dijo...

No pude dejar de pensar en "La foto salió movida" de "Historias de cronopios y de famas" Y qué si un buen día en vez de tu imagen ves un paragüero :)

Javier Toro Rodríguez (Javo) dijo...

Y yo te juro que no había leido eso cuando escribí esto. Te ha pasado? Aunque sea pensar en algo y después comprobar que alguien pensó algo muy parecido y lo concretó de manera magistral...